La cocina a golpe de clic

Por el

Hay ciertos lugares en el mundo en los que se piensa que una fotografía es capaz de quitarle el alma al objeto o persona fotografiada. Un solo clic roba la imagen, el alma y el cuerpo que luego el fotógrafo en sí podría utilizarla a su uso para luego retocarla, supuestamente mejorarla, transformarla en un capricho visual y tentador.

Si trasladamos esto a la cocina, lo que nos encontramos es con una proyección de ingenio trasladada a la alacena de casa, a los fogones candentes, a la cesta de las frutas de temporada, al desayuno de primera hora de la mañana…  La comida es bella. Tiene esas formas perfectas e imperfectas que la hacen única, exclusiva, diferente… Se me ocurre, por ejemplo, ¿se han parado a pensar en el amoroso y tentador cuerpo de un mango? No, no, en serio. Cuando vayan a su frutería de cabecera y vean uno de esos verdes mangos, orondos e imperfectos, acarícienlo despacio, sentirán esa piel tersa, suave, esas curvas tentadoras y sinuosas… no, no piensen que me lo monto en una frutería ¡para nada! Simplemente la primera vez que me ocurrió esto (y ya no narro lo que pasó con un maracuyá) tuve la necesidad imperiosa de robarle el alma a esa fruta. Me la llevé a casa, la puse sobre la encimera de mi cocina, junto a la ventana, saqué mi cámara de fotos e intenté fotografiarla, fotografiar ese momento, ese sentimiento de querer retener la ternura y delicia que había sentido al verla, tocarla, acariciarla… El resultado, ¡un desastre!

¿Cómo retener la belleza? O mejor aún, ¿cómo extraer lo bello de lo más inanimado? El día que reflexioné sobre esto me di cuenta de la necesidad imperiosa que tenía de unas clases sobre fotografía culinaria… así surgió mi pregunta y mi respuesta: ¿Por qué no hacer unos cursos de fotografía gastronómica en A PUNTO? Y así surgieron los talleres en nuestra Escuela de Cocina-librería. El intento de captar el movimiento del agua, la profundidad del humo, el calor de un guiso, el frío de un helado, los diferentes verdes de una ensalada, la frescura de un pescado, el tacto del aceite…

¡¡¡Y ya vamos por el cuarto encuentro!!!

En esta ocasión, repite como profe Javier Barahona. Javier hizo la segunda edición de nuestros talleres de Fotografía Culinaria aquí en nuestra sede la calle Pelayo, 60 de Madrid. Es un profesor que se arropa en la técnica fotográfica, en el uso de la fotografía como herramienta para perfilar los contornos de un plato, de un utensilio, de un ingrediente… Un fotógrafo didacta que compagina en su vida, la pasión por la cocina con su profesión como fotógrafo de naturaleza o de moda para diferentes revistas y firmas publicitarias.

A golpe de clic, esta vez más, le intentaremos devolver el alma a nuestra cocina.

Reserva tu plaza aquí 

 

IV CURSO DE FOTOGRAFÍA  GASTRONÓMICA EN A PUNTO

Del 15 al 17 de junio de 2012

C/ Pelayo, 60.  Tfno: 91 702 10 41